Hablar del Estado de Confort probablemente sea común en la sociedad de esta época. Tengo la esperanza de que hayamos escuchado alguna vez en la vida este término. En caso de que no, el estado de confort está conformado por el conjunto de circunstancias que permiten a un ser humano sentirse cómodo tal y como está. A gusto con lo que tiene, a gusto con lo que hace, a gusto con sus hábitos, a gusto en general. No parece ser necesario tener que hacer un movimiento más o menos.
El estado de confort tiene tamaño, tiene una forma definida. No es el mismo para cada persona. Pero tiene la característica básica de que limita nuestras acciones a lo necesario. La fórmula que habla sobre si vas ganando no cambies la estrategia parece ser efectiva. Y puede ser así en muchos aspectos. Sin embargo, el estado de confort peca un poco más.
Pero bueno, ¿por qué podría pecar si es algo tan cómodo y agradable? Simplemente porque no nos hace ir un poco más lejos. Y eso ya es una desgracia. No poder ver lo que está a la vuelta de la esquina, no poder conocer a una persona que podría ayudar a cumplir los sueños de toda mi vida, no arriesgarme por conseguir eso que tanto anhelo.
Sí. Lamentablemente. Es el pago de quedarse en el Estado de Confort. Vivir con él lleva a despreciar todas las oportunidades que tenemos día con día. Es como dejar consumir una vela sin aprovechar su luz. Es como renunciar a que todas las cosas que pueden hacernos crecer: los problemas que se vuelven retos, los obstáculos que se vuelven desafíos a enfrentar, lo que no sé y que puede convertirse en el dato curioso de una conversación, lo que no he vivido y que podría ser una divertidísima anécdota para contar a los nietos. Y no sólo eso. Siendo un poco más profundos, la importancia de abandonar el estado de confort es grande. Enfrentar los miedos, superar los estigmas, las cicatrices que nos dejó el pasado y con las que vivimos día con día. Dejar el estado de confort implica dar un poquito más.
Es por eso que en ocasiones, abandonarlo parece no ser rentable. Parece no dar frutos, recompensas, incluso no paga nada. Muchas de estas ocasiones uno sale quebrado. Roto. Confuso. Pero otras veces más lo que podemos obtener es algo nuevo.
Creo que podemos abordar de una manera interesante dejar el estado de confort, porque en realidad, este estado está en las cosas más simples. Ni siquiera es necesario pensar en voltear la casa, tirar todo por la ventana, y aparecer como alguien completamente nuevo. Los pequeños cambios, hacen la diferencia. ¡Y vaya que la diferencia! No puedo dejar de convencerme que si todos los días despertara a mi hermano menor más temprano podríamos desayunar más temprano y podría distribuir mis actividades de mejor manera durante la mañana. Es broma :). La vida de mi hermano es un punto y aparte con la responsabilidad que tengo sobre mis acciones. Sin embargo, lo que sí entra como una responsabilidad mía, es la capacidad que pueda adquirir para convencerlo de que podemos hacer algo mejor juntos. Seducirlo completamente de eso. He ahí el salirme de mi estado de control. Ir un poquito más allá. Tal vez no lo logre en un día (en realidad no lo sé puesto que parece que mi hermano no tiene la menor intención de hacerlo), pero parece que es un ejemplo fácil y rápido para dar a entender que: lo mejor y más cómodo para mí es dejarlo dormir, no discuto, no pienso ni invierto tiempo en eso. Sin embargo si lo dejo así, probablemente será más difícil que durante las mañanas esté todo preparado para desayunar y se reduzca el tiempo que invertimos en eso. O que podría hacer algunas actividades que le parezcan divertidas por la mañana en vez de desvelarse y por tanto despertar más tarde. Es decir, dejar de sentirse cómodo puede traerle nuevas cosas mejores para uno o incluso para más de uno.
La verdad, prefiero las cosas que cuando dejo de sentirme cómodo, por lo menos puedo ver los resultados. Me motiva a echarle más ganas. Darle en la cabeza a esos problemillas que invaden mi presente. Cumplir con las verdaderas necesidades que tengo. Con las cosas que de verdad deseo. Ir derechito a enfrentar lo que no haría por miedo, pena, por lo que no es para mí o por una desagradable experiencia del pasado. Exactamente eso, lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en lo que no me gustaría porque no es fácil. ¡Vaya, pero las cosas que verdaderamente importan! Por eso te invito a que desafíes tu estado de control. La guapísima chica o chico que tanto te gusta puede verse beneficiada si te animas. El negocio complicado que da la solución a las problemas de mucha gente, podría generar ingresos e incluso empleos para más personas como tú. La cama puede esperar, tal vez recibirte más temprano y abandonarte antes de lo pensado, pero contigo más feliz. En realidad hay muchas maneras, y estas son las que he visto que funcionan, porque yo lo he hecho. Desafía tu estado de confort. ¡Echémosle ganas!
La verdad, prefiero las cosas que cuando dejo de sentirme cómodo, por lo menos puedo ver los resultados. Me motiva a echarle más ganas. Darle en la cabeza a esos problemillas que invaden mi presente. Cumplir con las verdaderas necesidades que tengo. Con las cosas que de verdad deseo. Ir derechito a enfrentar lo que no haría por miedo, pena, por lo que no es para mí o por una desagradable experiencia del pasado. Exactamente eso, lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en lo que no me gustaría porque no es fácil. ¡Vaya, pero las cosas que verdaderamente importan! Por eso te invito a que desafíes tu estado de control. La guapísima chica o chico que tanto te gusta puede verse beneficiada si te animas. El negocio complicado que da la solución a las problemas de mucha gente, podría generar ingresos e incluso empleos para más personas como tú. La cama puede esperar, tal vez recibirte más temprano y abandonarte antes de lo pensado, pero contigo más feliz. En realidad hay muchas maneras, y estas son las que he visto que funcionan, porque yo lo he hecho. Desafía tu estado de confort. ¡Echémosle ganas!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario